En los últimos años se ha visto cómo en muchas localidades del norte de España, se ha percibido una proliferación excesiva de especies vegetales invasoras. Una de las más problemáticas es sin lugar a dudas los famosos «plumeros» o también conocidas, las hierbas de la Pampa. Igualmente la chilca, ofrece una especial presencia que urge su control en un periodo de tiempo, lo más breve posible.
Qué medidas se están tomando para luchar contra las hierbas de la Pampa
Uno de los principales motivos de la urgencia de atajar cuanto antes este problema, es que este tipo de plantas tienen un ritmo de crecimiento especialmente elevado, llegando a copar aquellas zonas que dominan, suprimiendo la presencia de especies autóctonas, que en zonas como en el Parque Natural de las Marismas, puede llegar a ser un problema importante.
Ante esta situación, desde la concejalía de medio ambiente de se ha puesto manos a la obra, para preparar una base de datos detallada, en la que se recoja las zonas más castigadas por estas plantas. Detallar aquellos lugares donde la presencia de la chilca y el plumero, se convierte en uno de los principales objetivos para estos meses, antes de que se convierta en un problema más difícil de afrontar.
Actualmente en Santoña, se estima que pueden ser hasta catorce, las zonas en que la presencia de estas especies invasoras, presentan un especial problema. La misma localidad de Santoña, la zona de las Marismas, Berria y Piedrahita, son los principales focos donde urge una acción contundente para atajar este problema medioambiental que amenaza el ecosistema de la zona.
Plan de actuación frente a los Plumeros
Con los datos recabados en la base de datos, se pretende establecer una forma precisa de ubicar las zonas más castigadas de la localidad, gracias a un sistema de fichas, en las que se establecerán las razones de la degradación del terreno, las medidas a tomar para corregir la presencia de estas plantas. además de designar un sistema de prioridad apropiado, que pueda servir para futuras acciones, contratación de personal adecuado y ayudas.
Con un presupuesto cercano a los diez mil euros, la comunidad Cántabra pretende ayudar a las localidades que sufren este incipiente problema en su ecosistema. Un problema que se ha generalizado en el norte del país durantes los últimos años, y que si no se ataja de manera inmediata, promete en convertirse en uno de los principales retos de muchos ayuntamientos durante los próximos meses.